Un aspecto de cualquier operación que a menudo se pasa por alto y puede mejorarse
Como consultores de la cadena de suministro, tenemos la suerte de estar expuestos a casi todos los sectores y la oportunidad única de ver cientos de operaciones de almacenamiento y distribución diferentes. Vemos las distintas operaciones exactamente por una razón: nuestros clientes quieren que les ayudemos a mejorarlas.
El aspecto más común que recomendamos mejorar es la limpieza y el orden de un almacén. Mantener una operación limpia y ordenada es mucho más importante que la mera óptica (aunque la óptica es importante: imagínese llevar a un cliente potencial o a un socio comercial por un almacén oscuro con basura en el suelo y pintadas en la pared).
Un funcionamiento limpio y ordenado impulsa la cultura de la responsabilidad y el esfuerzo. Cuando nada está desorganizado o fuera de lugar, es mucho más difícil que alguien extravíe algo a propósito o trabaje de forma ineficaz. Cuando se hace hincapié en la limpieza, ésta se extiende a todos los aspectos de la operación, desde la recepción hasta el enfardado del palé que sale.
Por sencilla que parezca, esta idea no lo es tanto. Normalmente, a los operarios se les evalúa por su productividad. Cuanto más recoges/retiras con precisión, más productivo eres. Sin embargo, esto hace que se olviden las pequeñas cosas. ¿Querrá un operario guardar un cartón vacío en el contenedor de cartón ondulado si eso le ralentiza? Probablemente no. Hay que tener esto en cuenta a la hora de evaluar al personal de su almacén. La productividad es clave, pero no cuando descuida otras áreas de la operación.